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Ya hemos mencionado en distintos medios que la crisis que hoy asola las economías de los llamados países desarrollados no es un episodio circunstancial y pasajero. Es la nueva demostración de que el capitalismo está en una gran crisis económica, que ya no es cíclica sino que es estructural y que se manifiesta en distintas esferas o campos como el financiero, el monetario, el bursátil, el comercial entre otros. Además hemos señalado que las turbulencias en estas esferas o campos se retroalimentan entre sí, que las conmociones en cada una de ellasafecta las otras, así como las ondas que se en mueven una materia y generan resonancia en otras estructuras.
En medio de esta colosal crisis del capitalismo, en lo que tiene que ver con lo económico, estamos en presencia de la aplicación de planes neoliberales a la población europea y estadounidense, siendo el dilema de la deuda externa en estos momentos la esfera desencadenante de movimientos telúricos en el resto del funcionamiento económico del mundo. La deuda externa se hizo eterna aquellos países cuyos gobiernos reprendían a los latinoamericanos en los 80 y 90, hoy por hoy países como Grecia deben más del cien por ciento de su PIB y en EEUU la deuda es casi la totalidad de su producto interno bruto.
Las recetas para estos casos son similares a las que nos aplicaron a nosotros al final del siglo pasado, con la variante de que en este caso hay maniobras financieras para que bancas y corporaciones privadas no quiebren definitivamente y reciben ingentes recursos mientras se somete a la población a tóxicos paquetazos, que desmantelan importantes y extensos beneficios sociales, alcanzadas en medio de la política del estado benefactor o por conquistas en luchas laborales.
No vamos a detallar acá los efectos que esta hecatombe económica puede degenerar en las otras esferas económicas y en el mundo, sólo mencionaremos que estamos en presencia de fenómenos nunca vistos desde antes de la segunda guerra mundial.
Lo que sin duda generará esta situación es resistencia popular, movilizaciones, las multitudes en la búsqueda de una dirección revolucionaria o progresista. Pero también generará desolación y el cultivo para que la ultraderecha se apodere de espacios de poder. Los fenómenos de movilizaciones incipientes en Europa, las protestas en algunos estados de EEUU y las crisis políticas en el medio oriente y el Chad africano, son las respuestas ante el desmantelamiento de las condiciones sociales.
Los revolucionarios del mundo tenemos que impulsar una acción internacional inmediata, para enfrentar la aplicación de estos planes, para encauzar las acciones populares y que vayan al terreno del cuestionamiento al modo de producción capitalista y de sus agentes imperialistas.
Es urgente una reunión para analizar la coyuntura internacional, así como hace 20 años Fidel convocó una cumbre contra la deuda externa, hoy hay que convocar urgentemente a un debate internacional sobre la condición estructural de la crisis y proponer un plan de inclusión y avance social, frente a las fallidas y devastadoras medidas del FMI.
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