Artículos
El Ciudadano Gobernador del Estado Bolívar en su programa semanal retó a la oposición a que se montasen en un bus con él, para hacer un recorrido por las obras más emblemáticas de la revolución, realizadas desde la nueva gobernación que desde hace casi siete años tenemos en el estado. Veamos cómo serían esos invitados un tanto inextricables.
Desde el totalmente recuperado y ahora frecuentado Parque Ruiz Pineda, en un confortable autobús de Transbolívar, el Gobernador está a la espera de sus no tan insignes pasajeros. La primera en llegar en nívea estampa fue la precandidata a gobernadora, con un frasco en la mano. Hola Rangel, ¿Pastora Medina no ha llegado?, le traje de regalo un poco del líquido con que la rociaron en la extinta Asamblea Legislativa, hace años cuando ella era más joven que yo. Tú sabes que yo no fui, pero los mal hablados de la Causa R me echaron la culpa y la culpa cargo.
Y sin esperar respuesta fue al fondo y se sentó. Luego llegó el Burgomaestre, con un paso muy fashión y una sapa muda en el hombro, vestido con una franela azul con grandes y penetrantes signos blancos N° AA70-E-2005-000028. ¿Y eso Yusi?, preguntó un tanto extrañado el Gobernador. Prohibido Olvidar Rangel. Este es el número del expediente cuando me birlaron el control de AD. Eso siempre se lo voy a agradecer a Nelly. Menos mal que me fui de ese partido, porque con los adecos no llegaba ni a portero de la casa parroquial.
Un poco de incógnita y con un montón de planillas para recoger firmas llegó Pastora, en impermeable largo y con capucha. Sin saludar aclaró: cada vez que ando cerca de los adecos me pongo un impermeable, nunca se sabe cuándo les da por rociar porquerías. Ah y me traje unas planillas en blanco para aplanarles las firmas.
Luego apareció Tatú, con una pequeña esfera en la mano, el mismo globo terráqueo en miniatura que exhibió en la Asamblea Nacional durante el debate con los ministros. Ante la cara perpleja de Rangel aclaró con voz ronca de eterna resaca: esta es la bolita der mundo y por más que explico y explico, repito y repito lo que dije en la Asamblea Nacional, nadie me entiende.
Un poco más recatado llegó Douglas, con un Kit de Barbería. Y el turco de Caroní moviendo un pequeño collar de cuentas en la mano y murmurando “seré gobernador, seré gobernador, seré…” y en continua letanía se montó en el bus y tomó asiento.
Luego llegaron los otros aspirantes a candidatos de primarias, que por falta de espacio y de entretenimiento no se refieren en esta historia y tal vez en ninguna otra.
Rangel los paseó por el CTE Cachamay, por los parques recuperados, por el Ruiz y Páez, por las CDI y SRI y CATs, por las comisarías nuevas, por las troncales, por los acueductos, por las autopistas, por las escuelas nuevas, por las viviendas que sustituyen ranchos y por un largo etcétera de obras. Todos asentían con asombro y los más compungidos reconocían la gestión con un fuerte temblor de labios.
Al llegar al final del trayecto, declararon a la prensa, negando todo, inventando desastres, ensayando a ser una olla de grillos. Peleándose y amontonándose para salir mejor en las gráficas. Cada quien con un discurso, hablando mucho (que en ellos es como decir nada o casi nada), como si acabasen de bajarse de la Torre de Babel.