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28.Nov.2012 / 10:32 am / Haga un comentario

Es evidente que en la oposición desde hace rato no se entienden. Su comunicación es torre babélica, como lo refiere el pasaje bíblico del viejo testamento, en donde los hombres se empeñaron en construir una torre denominada De Babel que llegaría al cielo. Sabiamente les trastocaron las lenguas, para que cada quien hablase en un idioma distinto y terminar con una locura que pudo ser catastrófica, puesto que no había forma de llegar a más de cien metros de altura en aquella época sin que la edificación se viniera abajo con saldos totalmente lamentables.
En eso anda la oposición venezolana, cada quien hablando de lo suyo, en un suplicio parecido al de Sísifo, solo que en vez de una roca lo que hacen una y otra vez es construir una Torre de Babel. Sin entender los argumentos de sus pares,en un aquelarre idiomático como nunca antes hubo en este país y dudo que en algún otro. Unos critican a rabiar al candidato opositor, otros lo defienden con desesperación y los menos bipolares andan pensando en aguinaldos, utilidades y gastos decembrinos (como debe ser).
Algunos combatiendo el despecho de la derrota y los desesperados defendiendo a rabiar el estrés postraumático, vociferando y otras tantas espetando: «Con mi guayabo no te metas». Grupos señalando que con este CNE no se puede, que necesitan a Alfaro para que regresen los felices tiempos en donde la actas mataban los votos, mientras otros señalan muy tímida o incoherentemente que tienen que ir a votar el 16 de diciembre para cambiar el Consejo Nacional Electoral. A lo que los despechados responden lacónica y melancólicamente: «¿Quién te dijo que el CNE se va a elegir el 16D zopenco?».
Un aporte lingüístico de fábula es que Capriles ahora crea en las encuestas que hasta hace poquísimo tiempo defenestró. Sin percatarse que si esa encuesta temporalmente lo favorece por un lado, por otro lado la misma medición da que la oposición pierde terreno en el país. Tantas ganas de sentirse ganador aunque sea en una encuesta no le permiten ver que en todos los estados el mismo estudio marca una dinámica positiva para la revolución, de crecimiento sostenido de todas nuestras opciones.
Así es esta oposición, en donde cada quien anda en lo suyo como mejor o peor puede. En el caso del estado Bolívar la cosa para ellos está muy mala. El candidato arrancó de primero en la partida, como caballo malo, sin que nadie entendiera para qué ni porqué, Velázquez inscribió su candidatura antes de las elecciones nacionales, hecho revelador de que estaba seguro de la derrota aplastante e irreversible de Capriles. Esa inscripción candidatural fue un balbuceo mensaje de traición política: mástorre babélico imposible.
Luego el frustrante candidato, eternamente derrotado en la política venezolana se lanza en una campana sin acompañes, en donde más que aspirar a una gobernación lo que parece es que está promoviendo su tarjeta. Anda en su propio laberinto, porque la verdad es que el resto de la oposición que lo conocen muy bien no ha salido a apoyarlo ni a defenderlo. Cada quien en lo suyo como en la bíblica Babel. Del símbolo idiomático de la Mesa de la Unidad no queda ni su valor fonético. Nadie la recuerda, empezando por el candidato de la Derecha.
Pero lo que verdaderamente nos hace pensar en Babel, es que la campaña de Andrés es tan mala que ni slogan tiene. Tampoco tiene memoria, Velázquez poco o nada dice de su gestión pretérita, porque poco hizo y es mucho lo que quiere olvidar. Para su infortunio el recuerdo de los tiempos en que fue gobernador no han sido arropados enesta coyuntura con el velo del olvido, en esta oportunidad hay demasiadas evidencias de lo malo de sus ocho años de inquilinato gubernamental.
Otra evidencia de que cada quien habla su jerga en el campo opositor, es que quienes hoy apoyan a Velázquez hasta hace muy poco andaban con un hacha en la mano queriendo borrarlo desde el punto de vista político y metafórico… Y creo que también pensaron en desaparecerlo físicamente.
Una nueva derrota le espera al eterno perdedor, que asumimos sea la última, no porque se le vaya a quitar la mala maña, sino porque el candidato es tan malo que no merece su inscripción en un nuevo certamen. Después de derrotados la oposición continuará cada quien en su propia diáspora, tal cual como le sucedió a los torrebabelianos.
@joseramonrivero

 

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