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8.May.2014 / 05:24 pm / Haga un comentario

José Ramón Rivero (@joseramonrivero)

La organización que las minorías han impuesto al resto de los seres humanos históricamente define el modo de producción explotador preponderante. En tanto que son modos impuestos por la fuerza bruta, por manipulaciones psicológicas o por una combinación de ambas, el objeto es garantizar que las élites dominantes mantengan el control de la generación de riqueza y la administración de la misma. Es una lástima no disponer de más espacio para explicar estos procesos con mayor profundidad, extensión y en sus dinámicas contradictorias,pero basta este párrafo como una breve invitación a temas que son un tanto más complejos, que se desarrollan de maneras desiguales y se combinan o solapan en distintas partes del mundo a lo largo de la historia de la humanidad.

En los actuales momentos en Venezuela, esto es parte esencial del contexto conceptual  para aumentar la producción y la productividad en el país. Estamos empeñados en avanzar hacia una transición socialista, la cual no puede retroceder las extraordinarias conquistas históricas de los últimos quince años,porque sería entonces una contradicción grave y antinatura; al mismo tiempo que nos las arreglamos para continuar derrotando la amenazante y acechante conspiración burguesa y pitiyanky.

El problema es complejo, además está atravesado por las particularidades de la realidad histórica nacional, de usos, costumbres, de malos usos y malas costumbres en la administración de la producción, renta y transformación petrolera, así como de otras riquezas minerales y acuíferas, incluyendo las ventajas y desventajas comparativas propias de nuestra ubicación tropical caribeña con una ventana atlántica.

La peor deformación económica de la cuarta república es que nunca permitió a la gran mayoría de los venezolanos asumir de manera planificada la construcción de un futuro vivible. En otras palabras no había ningún futuro en el puntofijismo, ni lo hay en las fracasadas políticas del FMI;en consecuencia esta revolución ha tenido que planificar para una larga crisis o varias crisis con ciclos muy cortos y no dejarse derrocar en el intento.

En la compleja y difícil coyuntura económica, se superpone al hecho político la desaparición de nuestro Comandante Eterno, sumado a una feroz campaña violenta y muy disociada de la oposición que pretende desconocer la voluntad de las mayorías para intentar imponer la voluntad de las élites.

En consecuencia no quieren que Nicolás gobierne, por lo que algunos andan en perpetua y sádica acción terrorista aliñada con guayas asesinas y con pirómana saña  quemando universidades, autobuses, preescolares y gente.

Al margen de esos prospectos de obstáculos y de las manipulaciones de lo que ahora llaman «2.0«, el pueblo venezolano, indistintamente de las provocaciones ha demostrado una fortaleza muy clara y contundente. Ante las manipulaciones de querer cuestionar el modelo de construcción socialista, escondiendo que sus propuestas económicas son las mismas amargas, dolorosas y empobrecedoras medidas de final del siglo veinte, que tanta hambre, miseria y desolación dejaron en Venezuela y parte del continente sur americano. A cuenta de la situación que tenemos en distintos rubros de uso o consumo material pretenden lanzar al basurero todos los logros impulsados y consolidados por la revolución, para maniobrar en forma fascista e intentar imponer un gobierno de élites, corporativas y transnacionales.

Nuestro presidente Maduro ha dado una muestra de carácter y lealtad revolucionaria, específicamente Chavista, al enfrentar la conspiración y lanzar el más duro de los retos que tenemos por delante, que es el de construir una nueva y fortalecida economía, orientada al ser humano, hacia las grandes mayorías, de alta producción, con costos manejables, con productos estéticamente resueltos, con calidad y la oportunidad que nos merecemos como pueblo. No tenemos duda de que seguiremos venciendo.

08/05/2014

 

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